martes, 12 de febrero de 2008

ALEA JACTA EST


¡Ya tenemos casa en Bea! Hemos conocido al propietario y hemos vuelto aún más convencidos de que esto ha sido un golpe de suerte, una decisión tomada en el momento oportuno. Estoy muy ilusionada.


La casa es enorme y realmente tiene muchas posibilidades, pero lo que a mí me sorprendió más gratamente fue el pueblo en si: da la sensación de ser su propio universo. 
Está en un tramo recto de carretera que corre paralelo a la Sierra de Cucalón y que va de Lagueruela a Fonfría. Es tan pequeñín y coqueto, y está tan bien colocado al pie de la sierra, que creo que a cualquiera se le haría difícil no parar para disfrutarlo un poco. Debo admitir que el día de sol radiante ayudó a que me enamorara del lugar. Pero viendo las fotos que tan amablemente nos acaban de enviar la pareja que regenta el centro social/bar/restaurante/albergue-pendiente-de-estrenar, en las que la zona está cubierta de nieve, creo que no habrá momento del año en el que el pueblo se vea feo.
Me sentí tan a gusto dejando que los niños se fueran a jugar a la zona recreativa que queda detrás del albergue. Desde el balcón del bar podíamos controlarlos tranquilamente mientras conversábamos con otros adultos... ¡ah, qué lujo! La temperatura en el bar era ideal, el silencio del exterior hacía de telón de fondo de nuestra plácida charla, y el local en si, que está decorado con mucho gusto por parte de los albergueros ;-), me hicieron sentir como en casa. 
Otro punto a favor fue constatar de nuevo que el aire de la sierra me hace mucho bien, ya que no hubo ni rastro de mi asma ni mis pitidos. ¡Qué gusto poder respirar a pulmón lleno sin oir ni un ruido, sin sentir ningún bloqueo! 
Los albergueros nos explicaron muchas cosas respecto a su traslado al mundo rural, y fue muy interesante e instructivo. Me encanta el hecho de saber que tenemos gente de nuestra edad y con intereses afines con los que poder relacionarnos. Ellos están contentísimos con su nueva vida. También conocimos al alcalde de Bea, que me pareció un tipo de lo más natural y cordial, con el cual será muy fácil llevarse bien. El propietario, es un personaje de lo más interesante: es bastante tímido, pero una vez entrados en materia, bajó la guardia y reveló ser muy simpático y ameno, además de inteligente y competente. Yo lo considero una suerte, que hayamos encontrado a alguien así, no sólo para vendernos la casa y rehabilitarla, sino para tener una relación de amigos también.

1 comentario:

Què t'anava a dir dijo...

Pues nada a disfrutar de la nova casa que es lo que toca.